Revoco de Tierra II

Durante el encuentro de aprendizaje vivo que desarrollo el centro Fruta Madura, desarrollé un taller de revoco con el objetivo de que los participantes tuvieran un primer acercamiento al barro.

Buscar un lugar: el primer paso fue buscar un lugar adecuado para nuestro revoco. Nos decidimos por una caseta de almacenaje, la cual está construida con bloques de hormigón y enfoscado de forma gruesa con mortero de cemento, lo cual nos proporcionará una sujeción mecánica por su rugosidad. El problema es que su cubierta tiene un vuelo muy pequeño, intentaremos conseguir un barro con una resistencia alta al agua.

Buscar tierra adecuada: dando vueltas por los alrededores de la finca, vimos algunas canteras de tierra arcillosa amarilla, pero el lugar que mas fácil nos resultó para tomarla por la posibilidad de acceder en coche, fue de una arcilla que tenía un vecino almacenada de la cual nos regaló unos esportones.

Analizar nuestra tierra: una vez tenemos la tierra que creemos que es adecuada, le hacemos unas pruebas empíricas. De estas pruebas observamos que esta tierra que creíamos que era muy arcillosa no lo es tanto, tiene arcilla, pero también mucha proporción de arena, por lo que tenemos que buscar una solución para conseguir mayor plasticidad a la mezcla.

Preparado de nuestro barro: mezclamos nuestra tierra con paja y agua y la dejamos un día reposar. Al día siguiente hacemos una preparación de engrudo y se la añadimos al barro. Disponemos también de ceniza, por lo que le añadimos una parte. Estos dos aditivos le darán al barro mayor resistencia al agua.

Comenzamos nuestro revoco: lo primero que hacemos es humedecer el soporte, luego procedemos a lanzar el barro y por último llaneado. Realizamos una capa de 2 cm de espesor.

Decoración: con trocitos de azulejos que había por la finca hacemos un dibujo para decorar nuestro revoco.





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